sábado, 25 de abril de 2009

Shakespeare y Maracaná. Por María Esther Burgueño (Caras y Caretas)

Marianella Morena es una creadora original en el contexto del teatro uruguayo. Sus interrelaciones entre diversos textos han dado lugar a espectáculos tales como “Don Juan, el lugar del beso”, uno de los más hermosos que hemos visto en la escena montevideana. Sabedores de este gusto por el diálogo nos intrigaba realmente esta puesta de Las Julietas en la que Shakespeare dialogaría con cuatro actores de los años 50 en el Uruguay y con el hoy. El espectador encuentra un escenario con cuatro sillas, una mesita con vasos y dos atriles. De las sillas penden las ropas que los actores, que entran con calzoncillo celeste, bajo una luz azul, se irán poniendo. La ubicación de los personajes es invariable en el orden en que se sientan y permite establecer alianzas, miradas cómplices, exclusiones. Luego de una especie de popurrí de gestos y palabras que se resignificarán en el decurso de la obra, paulatinamente, y con el subir de la luz, empieza a instalarse una anécdota contada en forma parcial, desordenada y que alterna lo coral con lo individual. Hay un marco ficcional que está señalado por la pregunta de uno de los actores “¿Qué hacemos acá?” y la respuesta de otro: “¿Y ellos?”, señalando al público, estableciendo un acá y un allá del cual están ausentes, ni más ni menos que Las Julietas. Como espectador uno duda sobre si debe o no revelar algunas de las claves que empiezan a cerrar la obra, pero al menos digamos que los años 50, evocados en muchos de los aspectos físicos de los personajes, y a través de alguna música producida en vivo o reproducida en “off” . Los primeros datos de Las Julietas las ubican naciendo en los años 50, como una compañía de varietés que representaban el drama de Shakespeare, hasta que las mujeres se mandaron mudar. Está anécdota así dicha, está sugerida por fragmentos del texto: “Ay de mí estoy tan lleno de pecado”.
A partir de este momento que genera el gran tema de la “uruguayez “ de la obra: la nostalgia por los 50 y el maracanazo, la pieza comienza a alternar las reflexiones comunes sobre qué tiempos aquellos, y una especie de despegue de solistas que desarrollan partes de su propia historia con un humor y un histrionismo espectacular. El “cittadino italiano” de Quijano, que disputa su origen con “Sanguinetti” colma la escena de canciones italianas y de pasta “amasada por la mamma”, mientras entona “O sole mio” o reproduce con su celular el himno italiano. Pero más allá del origen está el orgullo de la orientalidad que los une en una euforia alucinante en la que la repetición de “Uruguayos campeones” se transforma en un frenesí de humor.

Significativamente, al acabar este pandemonio las luces bajan, los actores retoman sus posturas originales y avisan: Está desordenado el principio y el fin, porque si vas muy rápido el principio está al final”. La pista estructural remite a aquellas épocas del circo criollo en el cual, los actores con peines y hojillas producen un desopilante pericón cuyas relaciones son, invariablemente, textos de Romeo y Julieta, e incluso de los más conocidos. ¿Si yo profano con mi mano indigna…Injusto con tu mano peregrino eres…

Siempre en la línea del metalenguaje un personaje dice: Ah mira, ya entendí. Y se lanzan a reflexionar sobre la naturaleza de las Julietas que se atrevieron a tomar cosas que no son propias de las mujeres, que se quedan en su casa, toda celeste como la patria, hasta con perro celeste. El personaje de Sanguinetti desea entonces expresar su condición de macho oriental, capaz de entender a las mujeres perfectamente, definido como el Only Lonely, quien en medio de sus anécdotas absurdas cuenta haber sido testigo del encuentro en el balcón de Romeo y Julieta que aparece registrado en un grabador de bolsillo en el cual Julieta dice sus parlamentos y él le contesta cual si fuera Romeo (¿No es esa la alondra..diré que aquella luz no es el amanecer” . Vueltos al presente los actores deciden que hay que “Cortar un poco” y se preguntan si ella iría a su casa, al baile, a la iglesia…La discusión se transforma en la pelea entre Mercuccio y Thibaldo, lo cual hace más vertiginosa la proximidad de los tiempos. El duelo se dirime a través de una graciosa ejecución y danza del tango Se dice de mí.

Nuevamente apaciguados los ánimos, la reyerta se centra en la definición de qué cosa le faltaba a Las Julietas. El acuerdo se logra a través de la expresión “Color profesional”. ¿Porqué no el celeste” Y allí arrancan con Los orientales, el poema cantado de Idea Vilariño.

Otro aspecto de la tradición “orientala” es la del soldado de Artigas, el Blandengue, que nos cuenta su historia y que tiene su momento de solista ya que, aunque inmóvil, es elegido como el ideal para hacer de Romeo. Esta alternancia de solos y coros está pautada por el estribillo de exaltación a la década de los 50, a la patria homenajeada en un malambo, en el uso de pequeños instrumentos musicales o elementos que funcionan como ellos y por la posposición del personaje de Alejandro Gayvoronski que espera su momento para demostrar que es “bruto actor”, pero sistemáticamente se lo ignora. Sin embargo finalmente logra su momento heroico, y le toca nada menos que el desenlace: “En la paz enlutada de este día…”

Este juego divertido, inteligente y sostenido por “brutos actores”, muchos de los cuales eran conocidos por nosotros y otros menos recordados como Quijano, en un excelente trabajo, no es solo un divertimento. Es un cruce. Todos los uruguayos sabemos , quizás más para mal que para bien, lo que fue el maracanazo y la época de las vacas gordas. Estamos perseguidos y marcados por el mito del éxito heroico y la abundancia. Cualquiera tiene idea de cuál es el argumento central de Romeo y Julieta aun sin haber leído o visto la pieza. Las historias circulan, se cruzan, se unen las unas a las otras de manera de constituir tradición antes que verdad. Lo “celeste” (hasta el perro) es una manera de ver el mundo y repetir nuestros mitos con sus carencias y sus gestas. El cruce de mitos, la sobriedad de recursos, el uso finísimo del humor reflexivo y una impecable dirección de actores que se “sacan chispas” unos a otros es la explicación de porqué Las Julietas ha sido un soplo refrescante en nuestra cartelera.
Fuente: Revista Caras y Caretas

viernes, 24 de abril de 2009

Sonora bofetada a la lógica. Por Egon Friedler (Semanario Hebreo).

Esta pieza puede definirse como una “julietada”, es decir una resonante bofetada a la lógica dada en nombre de la pobre Julieta de Shakespeare, arbitrariamente metida en este lío. Una característica típica de este divertido engendro es su difícil clasificación. Por ejemplo ¿ que podría decir un inocente espectador si alguien tiene la falta de tacto de preguntarle de qué diablos trata la obra? Sin duda, se vería en dificultades para explicar un argumento magníficamente inexistente.

Vagamente, “Las Julietas” alude a un mitológico grupo de teatro de los años cincuenta del siglo pasado cuyos méritos artísticos siguen siendo muy discutidos ( para algunos era horrible, mientras otros en cambio lo consideraban espantoso). Los nostálgicamente melancólicos o melancólicamente nostálgicos actores (muy a la uruguaya) recuerdan glorias pasadas y pesadas. Por momentos reflexionan (seguramente sobre la nada) y por momentos ensayan o estallan con feroz apasionamiento, bailan tango o se agreden furiosamente para luego abrazarse fraternalmente con la misma fogosidad. Las extrañas motivaciones de los cuatro personajes para actuar cómo actúan o para quedarse sentados mirando inquisitivamente el vacío, constituyen secretos muy bien guardados por parte de la autora. Pero en total, el espectáculo, uno de cuyos méritos es no ser nada espectacular, constituye una de las más logradas creaciones de humor del teatro nacional de los últimos años. Es cierto, tiene sus estiramientos evitables y sus reiteraciones algo excesivas. Sin embargo, estos defectillos también podrían ser vistos como una especie de pimienta que aderezan este suculento manjar de humor absurdo.

A los méritos de la autora, que con esta pieza da muestras de tener una versatilidad nada frecuente en nuestro medio teatral, cabe agregar la precisión detallista de su labor de dirección. Y por otra parte, hay que reconocer la ductilidad de cada uno de los cuatro estupendos comediantes que tienen a su cargo la pieza. La agilidad locuaz de Santiago Sanguinetti, la falsa parsimonia de Leonardo Pintos, la indiferencia lunática de Alejandro Gayvoronsky y la tenaz idiotez de Claudio Quijano, constituyen una combinación explosiva que provoca montañas de risas.

Pese a las virtudes del espectáculo, es necesario reconocer que quienes se lo pierdan no tendrán que lamentar un bache significativo en su formación cultural. Pero eso sí, se perderán una gran diversión.

jueves, 23 de abril de 2009

Mitos desnudos. Un diálogo inteligente con Shakespeare. Por Ana Laura Barrios.

La propuesta resulta atractiva: abordar el clásico Romeo y Julieta desde el hoy y hacer dialogar ese mito teatral con el mito arraigado del Uruguay floreciente de la década de 1950. La directora Marianella Morena (Las presidentas, Jaula de amor) trabajó con cuatro talentosos actores (Sanguinetti, Pintos, Gayvoronsky y Quijano) para crear desde la práctica escénica un texto sólido y creativo, cargado de humor e ironía acerca de la identidad celeste. El escenario presenta cuatro sillas y algunos pocos elementos más. Sin duda es el ámbito perfecto para concentrarse en el despliegue físico actoral (se baila tango, malambo, y hasta se van a las manos), y en el peso de las palabras. Varios fragmentos de Shakespeare se incorporan con inteligencia y naturalidad a las situaciones irrisorias que los personajes viven, bajo una nueva perspectiva distante y cuestionadora. La puesta se centra en la gestualidad y el vínculo que se genera entre estos cuatro Romeos ¿o Julietas? Las Julietas es el resultado de un trabajo grupal artísticamente comprometido. Imperdible.
Fuente: Revista Vayven,

miércoles, 22 de abril de 2009

Arias fue a ver Las Julietas y la pasó muy mal. Las risas miserables esta vez no lo dejaron dormir en la sala.


Piedad para William Shakespeare

La parodia, la imitación y la crítica existieron desde siempre: un ejemplo reciente, para nuestra escena, lo proveyó Lope de Vega, con "La gatomaquia", un eco burlón de "La Ilíada"; mucho más célebre fue la parodia de los libros de caballerías de la que resultó el Quijote.
Jorge Arias

Esta vinculación de una obra literaria con sus precursores o antecesores dio lugar a espesa cháchara cultural.Ciertas divergencias de la "generación del 45" con sus predecesores se exaltaron a "juicio de los parricidas"; fue inútil que T.S. Eliot hubiera explicado, más urbanamente, cómo y por qué toda obra de arte modifica el canon anterior; Graciela Mántaras desarrolló extensamente la inútil tesis de que había manierismo (obras que derivan de otras obras) en la literatura uruguaya.Estas ideas no importaron mayormente, pero al fin apareció el gran inquisidor, Harold Bloom, con su teoría de la "influencia" según la cual toda obra literaria se escribió y se escribirá como réplica y hasta como declaración de guerra contra alguna obra anterior. No pareció afectar a nadie que la idea postulaba un regressus ad infinitum, similar a la demostración de la existencia de Dios por Santo Tomás de Aquino: la imposible busca de la causa incausada, la obra primigenia escrita por Adán el primer día de la Creación, por la mañana.La parodia puede cumplir un fin purificador. A veces es un epílogo de la imitación, un ritual que ha de librarnos de un autor que tal vez reverenciemos en exceso; un ejemplo fue el "Hamlet?" de Alberto Rivero, que de verdad reverenciaba a Shakespeare. Pero el desdichado ejemplo de Bartís, con un "Hamlet" que ya no era Hamlet y con "El pecado que no se puede nombrar" que ya no era Roberto Arlt, causó estragos. Cada vez la parodia se alejaba más del original.En el caso particular de "Las Julietas" las alusiones a Shakespeare están, en relación con el total de la obra, en la proporción de 1 a 1.000. Es evidente que esta misma "Las Julietas" que vimos se pudo perpetrar a propósito de los 28 volúmenes de "Los hombres de buena voluntad" de Jules Romains o de la guía telefónica.Más aún: mucho más justificado sería vincular esta obra de Morena con sus verdaderos antecedentes, como Canaro y Caruso, autores del tango "La brisa" que bajo la forma de "Uruguayos campeones" ocupa hasta la exasperación a "Las Julietas"; o a Bousquet y Robert, los autores de "La Madelon" canción patriótica francesa de la Primera Guerra Mundial que hemos oído hasta el hartazgo como la canción de la "Vuelta Ciclista" y que también oímos en esta pieza.Verdad es que "Las Julietas", además de esta pesada mercadería de segunda mano, que incluye la milonga "Se dice de mí", cantada por Tita Merello, tiene originalidad. Hay un dístico que debe pasar a las antologías: "De esta teta chupó Julieta", y una alusión, ah picarones, al culito de Romeo.Hay, finalmente, una novedosísima presentación. Los cuatro actores entran a escena en calzoncillos; para nuestro asombro se visten en el escenario. ¡Nunca se vio eso en nuestras tablas! Y se desvisten al fin, hasta llegar a los calzoncillos del inicio. Con la excepción de estos raptos creadores, el resto de "Las Julietas" es payasada sobre payasada, en el mejor estilo triste de los circos. No nos hizo gracia; pero el público reía. Irreverencias gratuitas, risas miserables.


LAS JULIETAS, de Marianella Morena, con Alejandro Gayvoronsky, Leonardo Pintos, Claudio Quijano y Santiago Sanguinetti. Música de Alvaro Pérez, luces de Claudia Sánchez, vestuario de Cecilia Prigue, dirección de Marianella Morena. Estreno del 15 de abril, teatro de La Candela.
Fuente: Diario La República

martes, 21 de abril de 2009

Julieta sin Romeo. Recomendado. Por Bernadette Laitano (Sábado Show)

Las Julietas esperan. Son cuatro actores, pero no son Julieta. Tampoco Romeo. Dialogan entre sí, con un pasado glorioso y un presente que solamente les ofrece incertidumbre. Cuentan su historia entre tango, malambo, un pericón y soul.

Suena Amy Winehouse y los cuatro actores entran en escena, vestidos únicamente con calzoncillos. Aunque la música es actual, no así la ropa interior que se ve, y ahí se da el primer diálogo entre el pasado y el presente conviviendo en un mismo espacio. Los actores se van vistiendo, colocándose pantalón, camisa, saco y zapatos, todos de mediados del siglo XX.


Ellos son Las Julietas y esperan. ¿Lo qué? Posiblemente al director de una obra de teatro para ensayar o estrenar una obra. Se proponen varios diálogos, en varios campos al mismo tiempo, pero todos convergen en uno sólo: el gran diálogo entre el pasado y el presente, lo que dejó de ser y lo que está siendo.


Hay cuatro sillas alineadas, de frente al público cual sala de espera -un lugar no lugar-. Principal indicio de situación de espera. Pero hay, también, una atmósfera de diálogo que guía al espectador hacia esas conversaciones carentes de sentido: una frase despachada, seguida de varias diferentes ratificaciones alusivas a la misma frase, en este caso, "¡Qué época los `50!".


Otro diálogo se da entre Marianella Morena (autora y directora de Las Julietas) y Shakespeare. El texto de unión de la uruguaya con el inglés es Romeo y Julieta. Pero es Morena la que dialoga con el dramaturgo y los que darán su respuesta son los espectadores. La directora se permite un intercambio lúdico introduciendo fragmentos de la historia de amor más clásica ("Si con mi mano, por demás indigna, profano este santo relicario..."), que algunos exigentes veladores de lo `clásico` podrán cuestionar, pero que en sus fines más puros no dejan de ser un planteamiento cuyo fin es, de nuevo, el diálogo pasado/presente.


¿Es que todo pasado fue mejor? ¿Por qué no dejamos atrás la gloria de un Maracanazo que ya fue? ¿Dónde están las glorias presentes? ¿La dramaturgia contemporánea llegará a ser, con el sello del tiempo, clásica? ¿Cuál es el lugar de la dramaturgia nacional?


Santiago Sanguinetti, Leonardo Pintos, Alejandro Gayvoronsky y Claudio Quijano reafirman una evolución segura. Son jóvenes dueños de nombres que suenan cada vez más seguido y mejor. Trabajos pasados, como actores y dramaturgos -Sanguinetti y Gayvoronsky- los colocaron en ese sitial. Con Las Julietas lo sostienen. Los momentos de Sanguinetti ("un típico macho oriental") y Gayvoronsky ("un bruto actor"), un impredible en la cartelera actual.




Fuente: Revista Sábado Show,


miércoles, 15 de abril de 2009

Shakespeare celeste. Por Nicolás Batalla (Espectador.com)

Esta noche se estrena “Las Julietas”, el nuevo espectáculo teatral de la dramaturga Marianella Morena. Cuatro actores de los años 50 recorren el país y su identidad a partir de Romeo y Julieta.

Por Nicolás Batalla

- ¿Cuál es la relación entre el escritor más importante de la lengua inglesa y el “Maracanazo”?

- Aparentemente ninguna. Sin embargo, a Marianella Morena se le ocurrió ponerlos a conversar sobre un escenario. La principal tragedia de Shakespeare, “Romeo y Julieta” es descontextualizada y sometida a uno de los momentos más referenciados en la identidad de los uruguayos, los años 50. En un espacio escénico casi vacío, 4 atores jóvenes dejarán que el clásico sea atravesado por “una realidad celeste”. Espectador.com conversó con su directora.

- ¿Cuál es la historia detrás de “Las Julietas”?

- “Las Julietas” son dos mitos que dialogan. Un mito teatral que es Shakespeare (a través de la elección del texto de “Romeo y Julieta”) con un mito uruguayo que son los 50, con toda eso del “Uruguayos campeones” y la ubicación colectiva que todos tenemos de aquel Uruguay que recordamos. Algunos con tristeza, otros con alegría y otros con el deseo de que no exista más. Tenía muchas ganas de hacer “Romeo y Julieta” pero concebirla desde el hoy, con nuestra realidad, así que empecé a trabajar con 4 actores jóvenes. A partir de esa posibilidad quería ver cómo podían dialogar esas dos potencias: cómo se podía trabajar “Romeo y Julieta” con éstos 4 actores jóvenes.El punto de partida fue tomar algunas escenas de la obra y descontextualizarlas. Cambiarles el punto de vista. Colocarlas en el hoy y trabajar desde el espectador, desde alguien que mira y alguien que recuerda. Ver cómo se hereda un mito, cómo se pasa de generación en generación. Si vos le preguntás a cualquiera por la calle, muchos no la han leído (a “Romeo y Julieta”) y sin embargo, conocen la historia. Eso son los mitos.

- ¿Cuál fue la relación que encontraste en “Romeo y Julieta” con ese “Uruguay del 50” que te motivó buscar ese diálogo?

- No hay una explicación pero tiene que ver con una cosa que a mi hace tiempo que me obsesiona que es el trabajo con la identidad. ¿Cómo dialogan los diferentes universos? ¿Cómo dialogan los diferentes mitos? ¿Y cómo puedo traer a un Shakespeare y colocarlo en un escenario nuestro? ¿Qué puntos fuertes se pueden encontrar? Por otra parte, la presencia masculina (por los actores) te lleva inevitablemente a un territorio como el del Uruguay del 50. Tuvo que ver con cómo empezamos a armarla y desde dónde abordábamos los personajes. Se hizo un trabajo de mezcla de ficción con realidad. No se trabajó desde la representación. No vas a ver en Julieta a un hombre tratando de imitar a una mujer. Entonces… en esa obsesión de incluir nuestra identidad, nuestro presente y nuestro Uruguay empezó a filtrarse nuestra memoria. Fue un trabajo que empezó a presentarse solo, no fue buscado. No dije a priori, tengo a “Romeo y Julieta y los trabajo con 4 actores jóvenes”, aunque sí tenía algunos puntos de vista para tomarlos como partida. Lo otro empezó a pintar, atravesado por una “realidad celeste”, ese es un poco el tono de la obra Lo celeste como algo que a pesar tuyo te sumerge.

- ¿Cuánto queda de Shakespeare en ese juego?

- Y hay mucho, porque es un juego de un relato adentro de otro relato. Hay varias cosas porque en el fondo siempre son actores que buscan una realidad, una historia, un director. Y ahí está Shakespeare esencialmente: la vida del actor, la marginalidad del actor, la no presencia del actor. Todo lo que es la periferia de lo teatral en un contexto social. Desde ese punto de vista es muy shakesperiano y es muy político también. Si bien no tiene un discurso o un panfleto. Aparece esa obsesión que tenemos los uruguayos de mirar mucho para afuera, de estar pendiente de lo ajeno y la legitimación de lo europeo. Entonces hay también juegos de ironía sobre qué es lo valioso. Hay momentos que vas a ver que hay cuatro actores buscando un personaje, hay momentos en que los presentan y que los viven. También hay una historia de fondo que es una banda de actores de los años 50 que representaban a “Romeo y Julieta” en varietés criollas y recorrían los pueblos del interior. Eso está tomado de un hecho verídico, de dos abuelos de los actores. En ese momento la influencia extranjera no era tan pesada, lo criollo era lo genuino, entonces aparecen muchas historias adentro de otras. Y hay un diálogo permanente entre Shakespeare y el Uruguay: hay un pericón que ellos hacen en vivo y que es el baile de Romeo y Julieta, por ejemplo. También hay tango y malambo.

- Comentabas que hacía tiempo que estabas con ganas de representar a “Romeo y Julieta”. ¿Tenías interés en trabajar particularmente el tema del “Amor” (que ya habías trabajado en otras obras) o te interesaba únicamente el mito?

- Por todo. Porque Shakespeare tiene todo. El conflicto humano, el salvajismo, el conflicto emocional, la violencia, la discrepancia, eso no ha cambiado. De pronto ha cambiado la forma en que lo narras o el uso de las palabras. Hay datos históricos y estéticos que han cambiado, pero lo que él plantea sobre los enfrentamientos humanos, eso no ha cambiado nada. Además, vos decís “Romeo y Julieta” y se te abren varias puertas en el imaginario. Mirás telenovelas hoy en día y siempre están haciendo Shakespeare. Es una fuente inagotable de recursos, dramáticos. Y tenés la suficiente distancia como para tomarte otros permisos. Si trabajas con un autor más contemporáneo no está esa posibilidad de distanciarse, editarlo, recortarlo. En ese sentido, es maravilloso.

- La pregunta también venía en relación a que ya has trabajado sobre intertextualidad… Por ejemplo con “Don Juan, el lugar del beso”…

- Acá igual es diferente porque no hice una reescritura. Hay partecitas del texto que son tal cuál de Shakespeare y después hay otra historia. Por momentos ellos recuerdan historias, van y las hacen. Hay tres tiempos: el de Shakespeare, el 50 y el presente. Van de atrás para adelante, cuando llegás al final entendés el principio. No está ordenado. Quiero resaltar que trabajamos con 4 sillas, en mi casa y eso fue el trabajo. Nos propusimos trabajar con eso. Esa es nuestra realidad, es lo que tenemos y queremos partir desde ahí. - Igual estás acostumbrada a trabajar en espacios no convencionales. Así fueron tus comienzos…- Sí, en el Mincho…

- ¿Y eso cuánto aporta a la hora de presentarse en un teatro?

- Creo que tiene mucho que ver con las necesidades del proyecto, que involucra todo: un espacio y un tiempo de tu vida. Hay algunas ocasiones en que sentís que la narración va directo con un espacio que es el que termina de contar la historia. Y otras veces no es necesario. Las estrategias también se van moviendo y decís “bueno yo prefiero hacer una concesión en esto y quiero que sea en una sala para que la gente se sienta cómoda”. En este caso me concentré y puse todo mi trabajo en el vínculo actoral y en el trabajo de ellos. Tomé distancia sobre una construcción más estética, sino más desde lo artístico de texto y de actor.

- ¿Cuáles fueron los puntos de partida?

- Nos empezamos a juntar en diciembre de una forma muy relajada y dijimos “tenemos ganas de hacer algo juntos” aunque no había nada. Manchas y algunos pedacitos de luz. Yo tenía ganas de agarrar a Romeo y Julieta. Es una Julieta fragmentada en cuatro, cuatro actores que buscan un personaje. Habían algunas premisas. La palabra es la que construye… un mundo, una imagen, una fotografía, una proyección… todo desde la palabra y no apelar a una concepción escénica o de montaje escenográfico, o de proyección. La idea era no representar, ni necesitar un vestuario. En el momento que hacen de Romeo y Julieta siguen vestidos de hombre. Eliminamos la artificialidad…

- ¿En busca de qué?

- De incorporar lo real. A veces el personaje es una meta. Y el personaje no puede estar antes que la persona. Yo trabajé la persona primero y el personaje después. A veces vos tenés un texto y le buscás actores. Yo trabajé a la inversa: busqué a unas personas y esas personas buscaron a sus personajes. Ahí el capital que tenés es el real. No estás buscando un capital imaginado que está escrito en un texto. El texto es un mapa sobre el cual decido pararme. Pero puedo romperlo, el mapa no puede condicionarme a mí. Al cambiar ese punto de vista tengo todo.

- ¿Qué esperas que suceda cuando el espectador se enfrente a estas Julietas?

- Yo me río mucho. Tiene bastante de humor negro porque nos metemos con muchas cosas, la decadencia, el patriotismo. Cuatro tipos que parecen ganadores y terminan sin serlo. Aunque depende mucho de la subjetividad de cada uno. Capaz que va un veterano y sale llorando. Al no estar encerrado en un género yo no te estoy flechando la cancha y diciendo tenés que reírte o tenés que llorar. Depende de vos, de tu propia historia y de tu relación con tu identidad.

martes, 14 de abril de 2009

"Romeo y Julieta" ante el mito del Uruguay del 50. Marianella Morena estrena mañana "Las Julietas". Por Carlos Reyes (Diario El País)

Mañana La Candela recibe un Shakespeare al ritmo de malambo. La obra la dirige Marianella Morena, quien tiene entre sus antecedentes a "Los últimos Sánchez", donde ella había usado música criolla para retratar con inteligencia el presente.

Ahora el disparador es Romeo y Julieta, de la que la directora no realiza una versión, sino que toma algunos textos, y los mezcla con los de su propia creación.

En un espacio escénico despojado hay sólo cuatro sillas, que son para los actores: Leonardo Pintos, Santiago Sanguinetti, Alejandro Gayvoronsky y Claudio Quijano. Ellos cantarán y bailarán tangos, para traer al presente las cuitas de Romeo y Julieta. También habrá un pericón, interpretado con un peine y nylon. De hecho, en esta versión la pareja se enamorará al son del pericón.

"La obra tiene música en vivo y en off. Hay un pericón, tangos y un malambo, que representan esa cosa bien nuestra, y que plantean toda esa relación entre el erotismo y la violencia", señala Morena.

En contrapunto, la música en off es inglesa, y contemporánea, mientras que el vestuario son trajes como de los años 50, con un cruce con una estética más actual. "Son cuatro tipos que pueden estar en un bar, o en un banco de suplentes, o esperando para actuar, o esperando para ser elegidos", afirma la directora, quien tira otra pista: "Parecen galanes de los años 50, porque también está el tema de la construcción del ganador. Al principio son cuatro galanes, que luego se van desarmando".

No es la primera vez que Morena (que fuera ganadora del premio Moliere) lleva un clásico a escena desde una mirada personal: ya lo había hecho con Don Juan, el lugar del beso, en el subsuelo de una librería céntrica.

El punto de partida fue cómo traer a Shakespeare al Uruguay de hoy. Hablando con los actores surgió que uno tenía abuelos actores, que en los años 50 hacían Romeo y Julieta por el Interior, en versión de vareteé criollo. El episodio sirvió de disparador para cotejar el mito del Uruguay de los años 50 con el mito de Shakespeare.

En diciembre empezaron a trabajar, barajando diversos temas que confluyen: la identidad del actor que interpreta a una mujer, el lugar social del intérprete, qué mitos sobreviven de aquel Uruguay, la violencia, la discriminación, las pasiones.

"Lo que tomamos son las tensiones de la obra, y trabajamos mucho la violencia, la discriminación, la pasión, centrándonos en qué pasa cuando te arrastra la violencia y no la ves. Y eso lo tomamos para hablar de Uruguay, y cómo este país no ve determinadas cosas, cómo está obsesionado con determinados temas, y se ha construido un mito y una identidad como única, piramidal".

Sin embargo la artista aclara: "Hay como juegos de ironía, pero todo desde un lugar de diálogo, y desde el cariño: no hay una provocación, ni una irreverencia gratuita, ni frente a Shakespeare ni al Uruguay. Son como dos grandes mitos que se encuentran y dialogan con cuatro jóvenes actores".

Las Julietas estará en Ellauri 308 (tel. 7123227) los miércoles y jueves a las 21 horas. Las entradas cuestan $ 120. El personaje, el actor y su contexto social y político

"Hace tiempo que tenía en la cabeza a `Romeo y Julieta" y en paralelo tenía ganas de trabajar con actores varones. Se armó el equipo y empezamos a ver cómo traer a Shakespeare al Uruguay, incluyendo los temas que nos preocupan. Porque a veces se hace un montaje y los personajes pasan a ser el único centro, y se olvida dónde están parados los actores, en qué momento histórico, político y económico", sostiene Marianella Morena, quien para este año prepara otros dos montajes: Antígona for ever, para salir de gira por el Interior, y una obra con El Galpón que aún no está definido el título.

Carlos Reyes
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sábado, 11 de abril de 2009

Only Delonely

También llamado Santiago Sanguinetti. Egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático en 2008, cursa además estudios de Literatura en el Instituto de Profesores Artigas. En 2007, obtiene una beca de la Embajada de Francia en Uruguay para asistir al Festival Internacional de Teatro de Aviñón. Sus obras de teatro han sido distinguidas con menciones en diversas oportunidades: Concurso Literario Municipal IMM (2006, 2007, 2008), Concurso de Obras Dramáticas de la Comisión del Fondo Nacional de Teatro (2007), Premio Anual de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura (2007, 2008), obteniendo en 2008 el Primer Premio en el Concurso Literario de la Intendencia de Montevideo, y en 2009 el Premio del Concurso de Monólogos del Centro Cultural de España. Fue convocado por la Comedia Nacional para participar como actor invitado durante la temporada 2008, y a partir de 2009 su obra integra el repertorio de dicho elenco con el estreno de su obra ARARAT en el Teatro Solís. Tres de sus obras fueron reunidas en el libro Dramaturgia imprecisa publicado por Editorial Estuario. En la actualidad se desempeña alternativamente como actor, director, dramaturgo y docente de Teatro en Educación Secundaria.

viernes, 10 de abril de 2009

Cittadino italiano

Mejor conocido como Claudio Quijano. Comienza su actividad teatral en 1997 con el grupo teatral “El 18” de Villa Rodríguez (San José), interpretando textos de Aída Bortnik, Ricardo Halac, Alberto Paredes, Mario Benedetti, entre otros. Durante 1998 y 1999 participa de los talleres teatrales de la Casa de la Cultura de la ciudad de San José de Mayo a cargo de Isabel Pérez y Carlos Aguilera. Egresa de la E.M.A.D en 2006, donde interpretó roles como Pármeno (“La Celestina” de F. de Rojas), Egisto (“Electra” de Sófocles), Tristán (“El perro del Hortelano” de Lope de Vega), Sr. Díaz (“Nuestros hijos” de Florencio Sánchez), Shipuchin (“El aniversario” de A. Chéjov), Dorn (“La gaviota” de A. Chéjov), Strindberg (“La noche de las tríbadas” de Enquist), etc. Ha protagonizado spots publicitarios para Uruguay y América latina, cortos de ficción y doblajes de películas con motivo del XV Festival Internacional de Cine para Niños y Jóvenes, “Divercine 2006”. En 2007 trabaja en “Kiev” de Sergio Blanco, como actor invitado en la puesta de Mario Ferreira para la Comedia Nacional. Durante 2007 y 2008 realiza el posgrado en Creación Colectiva a cargo de Roberto Suárez, estrenando el espectáculo “La estrategia del comediante”. En la actualidad termina sus estudios de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República.

jueves, 9 de abril de 2009

Romeo González, blandengue

Utiliza comúnmente el seudónimo de Leonardo Pintos. Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado de la UDELAR. Se ha desarrollado profesionalmente en el terreno de la comunicación social, en distintos ámbitos laborales como la IMM y la UDELAR . Actor, egresado de la EMAD. Entre sus trabajos se encuentran los radioteatros de carácter biográficos Musas, transmitidos por AM Libre, Mi Muñequita (la farsa) de Gabriel Calderón, con dirección del autor y Ramiro Perdomo, Lo que se Sabe, espectáculo de danza contemporánea dirigido por Florencia Martinelli y Carolina Silveira, el corto cinematográfico FINE dirigido por Ana Laura Obispo y seleccionado para reprensentar a Uruguay en el Festival Kodak en Nueva York, el radioteatro María Blomma dirgido por Marianella Morena y la producción de El Hueco, espectáculo teatral dirigido por María Dodera. En la actualidad se desempeña en tareas de comunicación, producción y gestión cultural en la Dirección Nacional de Cultura del MEC y trabaja de forma profesional como actor en teatro independiente.

miércoles, 8 de abril de 2009

Bruto Actor

Responde al nombre de Alejandro Gayvoronsky. Dramaturgo, director y actor. Es egresado de la Escuela de Actuación de Montevideo (EAM). Realizó varios talleres de dramaturgia con artistas uruguayos y del extranjero, entre ellos se encuentran Carlos Rehermann, Gabriel Calderón y Mauricio Kartún. Trabajó como actor en diversos espectáculos estrenados en el medio.

martes, 7 de abril de 2009

La directora

Sus padres dieron en llamarla Marianella Morena. Egresa de la “Escuela Integral de Arte Escénico” de la Institución Teatral El Galpón. Beca de postgrado en la Facultad de Arte de Bialystok y el Teatro Studio de Varsovia, especializándose en Nuevas Tendencias. Creaciones parateatrales y experiencias escénicas en discotecas, centros comerciales, calle, eventos, estructuras educativas, en España, Paraguay, Argentina y Uruguay. Apertura de espacios: Sótano Mincho- Bar, La morena-teatro en su domicilio personal, subsuelo de la librería MVDBookstore. Primer Premio Molière para directores. Premio CCE solos en el escenario. Premio Teatro El Galpón. Nominaciones a los Florencio. Trabaja en Francia con Adel Hakim. Participa de festivales internacionales. Tiene publicados dos textos, estrenados seis y dirigió once espectáculos teatrales . Ha sido convocada por la Comedia Nacional, Teatro El Galpón y actores independientes del medio y del extranjero.

lunes, 6 de abril de 2009

Por un celeste teatral

que los vampiros no vengan por los honestos, que los honestos nos protejan de la vanidad y el resentimiento, que la soberbia no se apropie del teatro, la creación y la escena.




Para hacer identidad y dejar la importación.
Para que la exportación sea con carne teatral.
Para que la teoría venga después de la acción y la escena.
Para que nos amemos como condición necesaria.
Para que el hambre nos coloque la mirada en el escenario uruguayo.
Para que no nos dé vergüenza tener un corazón celeste.
Para que limpiemos nuestro horizonte cargado de lejanía y de legitimación europea.
Para que nos abriguemos con el calor, el talento, y la creatividad de los sin nada.
Para que abandonemos la desesperación por el reconocimiento ajeno,
Y nos entreguemos a las fuentes efímeras de nuestra realidad.
Para que nadie venga a decirnos que en Uruguay no hay dramaturgos, directores, actores, diseñadores.

Por un Celeste Teatral
Marianella Morena

domingo, 5 de abril de 2009

Meses a la deriva.


Shakespeare y el Mundial del 50. Las Julietas son nuestras, ¿te acordás de ellas?

En el 50 un grupo de jóvenes actores aficionados recorre el Interior del país con una representación criolla de Romeo y Julieta. Era la banda teatral Las Julietas. De ellos tenemos datos que han sobrevivido a través de las generaciones: hijos, nietos , sobrinos, y el recuerdo de alguna anécdota sobre las formas de varieté que los caracterizaba. Del Uruguay del 50 tenemos la gloria de Maracaná, pero ¿alguien se acuerda de Las Julietas?

Diciembre 2008
Muchas ganas de trabajar con varones jóvenes, muchas ganas de hacer Romeo y Julieta. Muchas ganas de ensayar en verano. Ideas sueltas merodean mi cabeza. Leonardo Pintos, Alejandro Gayvoronsky, Santiago Sanguinetti, y Claudio Quijano, me cuentan una historia sobre sus abuelos. Un grupo de actores abandonados y sin director realiza una especie de varieté criollo con textos de Shakespeare.

Enero 2009
Libertad y confianza
Desde hace un tiempo mantengo un romance con Romeo y Julieta, romance que no logro poner en práctica. Mi realidad es la siguiente: tengo cuatro actores con los que quiero estar y tengo un texto con el quiero estar. No coinciden en equivalencia de roles, pero será cuestión de esperar, o mejor, será cuestión de cambiar el punto de vista. Cuando esto sucede, la libertad y la confianza se queda con nosotros.

El erotismo de lo real
El ensayo será el espacio donde se depositará todo. Conversaciones privadas, restos de historias, interpretaciones sobre Romeo y Julieta, recortes de criterios, Cindy Sherman, el universo erótico y la escena, la escena como espacio de entrega, la excitación del actor con el escenario como una cama. Hicimos acuerdos: no habrá representación, los roles pasarán de mano en mano hasta que la ficción y lo real puedan convivir.
Ellos me presentan una escena. Entran los cuatro. Desnudos. Estoy sola mirándolos. Voyeur y directora. Editar hasta lo último, ser honesta incluyendo la vibración que me produce verlos, el cuerpo debe acomodarse enseguida y recordar el rol: directora. Debo ser honesta y exponerme, ese fue el trato, ellos dan y yo también.

Todo adentro, nosotros, mi casa, el espacio, y Las Julietas. Alejandro se enferma del corazón y seguimos. Lo esperamos y vuelve a nosotros.

Febrero 2009
El celeste vuelve para quedarse
Y con él todo. Nadie se fue, nadie fue violado, o sacrificado. Una reunión entre Shakespeare, cuatro actores y una directora, en un apartamento antiguo de la Ciudad Vieja en verano, sin miedo y con hambre de ser y no representar más. Somos éstos: pobres, tercermundistas, artistas, del siglo XXI, solamente con preguntas, determinados por la urgencia, la ironía, el deseo y la necesidad de decir: somos y estamos en este lugar del mundo.

Marzo 2009
Las clases traen orden y organización. El montaje obliga y el equipo se agranda. La producción, los técnicos y los ensayos con gente. Se viene otra etapa y nuestro homenaje a Las Julietas.

De corazón
Marianella Morena

sábado, 4 de abril de 2009

Y seguíamos buscando. Avanzando entre las sombras.


Voy a retomar esto:

Ordenar en el desorden de nuevas y viejas cosas. Irse para volver con más ganas: una estrategia de los románticos.


No hay dispersión sino abertura de otros puntos de vista, ampliación del registro, acumulación de miradas, en vez de incluir otros soportes, agudizamos el que tenemos: palabra, cuerpo, palabra.
No hay otras conversaciones, hay otras formas de entender lo que estamos haciendo.


Cuando volvemos al centro, al punto de partida, hay que resolver cómo incluir esa zona sucia, dispersa, confusa, ese otro lugar, esa fuga, ese espacio que se nos va. Uno se va para saber que hay un otro que quiere que vuelva. Nos vamos a veces de Julieta ¿Por qué? Shakespeare tiene todo, ¿por qué lo dejamos? Es el presente tiránico, es la escena que sólo entiende de presente, ¿cómo negociamos entre lo muerto y lo vivo? O ¿cómo le damos vida a los muertos? Quizá no hayan muertos sino otras formas de supervivencia, todos sabemos que Shakespeare no lo está, y mucho menos Julieta, entonces, desde dónde le damos esta vida, en este 2009 en Montevideo...

Beso
M

viernes, 3 de abril de 2009

Visión artística: cuatro hombres lanzados al vacío


Espacio despojado, austero, concentración actoral, juego fragmentado, planos superpuestos de la acción y el relato. Estética dirigida al encuentro de los tiempos y las generaciones, mirada absurda sobre los dueños de la verdad y el conflicto de la identidad. Planteo escénico con elevado interés en el texto y la actuación. Cuatro actores jóvenes dejarán todo en la arena, sin nada, y con lo imprescindible: un resto de Shakespeare en el cuerpo. Un resto de Shakespeare en el aire. Un resto de Shakespeare en La Candela, flotando y pidiendo asilo, desesperado por volver.

Marianella Morena

jueves, 2 de abril de 2009

Los primeros intentos. Los primeros mails.


Es un quinteto. Cuatro Julietas hombres y una directora. Me gusta esta relación, es como dicen: sin querer y sin darnos cuenta... Pero, ¿cómo sucedió? Se dio. Creo en estos encuentros químicos del interés y la física, de la energía y la inteligencia creadora, casi naturales.

Abrimos una dimensión del relato, el texto y el volumen. ¿En dónde están los personajes?¿Iremos por ellos-ellas? ¿Representar, presentar, ser?

Cuatro partes.
La escritura.
La intención.
La representación.
La muerte.

El viernes empezamos con la escritura. El planteo fue así: recopilen, recuerden, piensen y traigan los textos, los trabajos, los comentarios, las ideas. Con algunas condiciones. No pueden levantarse y todo lo que digan deberá ser escrito. Todo. Resolviendo si eran los cuatro o dependía de quien hablaba. Lo siguiente fue: hagan la escena que escribieron.

Después intentamos ordenar en el desorden de nuevas y viejas cosas, uno se va sólo para volver con más ganas, creo que es una estrategia de los románticos.

Recordemos esta imagen. Partir de lo real, de lo más real, cotidiano, simple, casi objeto, del rumor, de lo escuchado, de nuestro pulso y de lo más doméstico, entre Shakespeare y la rambla, entre la quietud y silencio para dejarse ir, llevarlo al extremo, al límite de la situación,¿deja de ser real?¿Es absurdo?

No sé el estilo, no me preocupa, me interesa vibrar, que entremos desde ese lugar y nos apropiemos de la escena, de nosotros dependerá si ella se quede con nosotros o se vaya la muy puta por ahí en búsqueda de otros.

No nos olvidemos, la escena es muy puta, infiel y enamoradiza, debemos convencerla que sólo nosotros le daremos amor, aunque sea por una hora.

Estamos en contacto.

Gracias,
de corazón.

Marianella Morena

miércoles, 1 de abril de 2009

Diciembre de 2008: el comienzo...


"No quiero ser Julieta.
Soy Julieta.
Ella no es Julieta
Somos Julietas. Las otras no existen."


Cuatro actores perdidos, sólo les quedó el recuerdo de un personaje: Julieta. Cuatro actores conviven en un espacio y al principio no tienen conciencia de quiénes son y en quiénes se han convertido, a partir de juegos, alteración de roles, presentación de relatos y escenas representadas y narradas empiezan a notar un parentesco interior a pesar de la diferencia exterior. Hasta que uno de ellos propone realizarle una autopsia a Romeo y Julieta, y ahí es que descubren que son cuatro Julietas. La narración vertiginosa y la fragmentación múltiple nos recuerda este mundo contemporáneo de cajas chinas, que como internet no para y como el infinito de la carnalidad de Shakespeare tampoco. Cuando reaccionan sobre la clonación no entienden qué pasó, cómo es que se convirtieron en Las Julietas y ¿qué harán a partir de ahora con sus personajes? La memoria, la identidad y el género. ¿Importa que Julieta sea hombre? ¿Es indispensable lo femenino de género para ser Julieta? Suspenso, humor y obsesión por la identidad.

Marianella Morena