martes, 4 de agosto de 2009

Shakespeare.uy. Por Bernadette Laitano (Sábado Show)

La presencia del autor inglés en la cartelera encuentra diferentes caminos para la representación, desde la lectura clásica, hasta las versiones más alejadas. Su genialidad, todos coinciden, no se discute.

Cuatrocientos años después de su muerte, Shakespeare sigue siendo el autor teatral más popular de cualquier período. No hay autor clásico ni contemporáneo que lo opaque en ese sentido. Y para reafirmarlo, alcanza con nombrar Romeo y Julieta. Pensar en Romeo es pensar en Julieta. Son dos nombres que difícilmente nuestro imaginario hoy pueda pronunciar por separado. Y decir Romeo y Julieta, es decir Shakespeare, aunque no todo el mundo haya leído la obra o visto la representación teatral. Más aún, aunque varios ni siquiera estén seguros de cómo se escribe correctamente `Shakespeare`, son muchos más los que tentados por un balcón, han parodiado la escena más famosa de la obra shakespeareana. Lo mismo sucede con Hamlet y su cuestión del "ser o no ser". ¿Qué otro parlamento, de cualquier otra obra teatral, de cualquier otro autor, es tan repetido incluso sin conocer su contexto y, por lo tanto, sin conocer su real significado o interpretación? Pero el parlamento está allí. Y se dice.

En la cartelera teatral 2009, Shakespeare está presente en sus más variadas posibilidades. Las Julietas, de Marianella Morena. Los Macbeth´s, de María Dodera y Marina Cultelli. La Señora Macbeth, de Griselda Gambaro con dirección de Juan Tocci. Hamlet, dirigido por Gabriela Iribarren. Y La tragedia de Macbeth, que interpretará la Comedia Nacional bajo la dirección de Mario Ferreira.

Esto no responde a ninguna causa particular porque, de hecho, Shakespeare nunca se dejó de representar, ni aquí ni en el resto del mundo. Sí es extraña la presencia múltiple que, casualmente, tiene este año en Montevideo. Por lo que corresponde al resto del mundo, actualmente el actor Jude Law interpreta a Hamlet (estrenó en Londres y ahora se presenta en Broadway), Philip Seymour Hoffman actúa en Otelo (también en Broadway con el Public Theatre) y Anne Hathaway es Viola en Twelfth Night, que el Public Theatre produce para lo que es Shakespeare in the Park, un festival que se realiza todos los veranos en Delaware Park para montar obras de Shakespeare bajo las estrellas y con entrada gratuita. Estos ejemplos no excluyen los trabajos realizados por la Royal Shakespeare Company de Inglaterra, cuyo propósito es "mantener a las audiencias actuales en contacto con Shakespeare como nuestro contemporáneo", y así como el trabajo de otras compañías y producciones independientes.

Las Julietas es el espectáculo que más lejos está de Shakespeare. Sin embargo, su nombre denota una presencia velada del autor inglés. Su directora, Marianella Morena, explica: "Es un punto de partida porque partimos de Romeo y Julieta y desde ahí creamos nuestro propio diálogo". Quienes hayan visto el espectáculo, que se presentó en La Candela (y reestrena en El Galpón), tendrán toda la razón al afirmar que no vieron Shakespeare, pero podrán tener algún atisbo de duda porque los actores llegan a decir un fragmento breve del texto. ¿Entonces? "Para mí, el planteo es dialogar con artistas que tienen un universo riquísimo. Él presenta ese universo y yo dialogo con él, tomo como punto de partida, en este caso, a Romeo y Julieta", señala. Después de una reconciliación ("a veces pasa que cuando leés un clásico, te cansa el lenguaje"), Morena se vio seducida por Shakespeare y su universo: "Hay algo que pulsa en él o que late en él como artista teatral, como artista de la acción, que es la desesperación, una desesperación por vivir y por mostrar la vida a través de permanentes contradicciones y tensiones. Yo tenía muchas ganas de utilizar ese motor y trabajarlo con cuatro actores que tuvieran una desesperación por actuar o trabajar, por no buscar una explicación lógica en cada procedimiento sino que lo que nos unió fue la pasión por el escenario".

Los Macbeth´s, de María Dodera, sí es una versión de Shakespeare en la que el espectador sale del espectáculo y, si bien no vio representado el texto La tragedia de Macbeth, sí vio Shakespeare y palpitó sus personajes: "Macbeth es una de las tragedias que más me gustan, por los personajes, por el cóncavo y convexo de la pareja. Yo le llamo Los Macbeth`s porque el personaje se conjuga de los dos, o sea, Macbeth no se completa sin ella y ella no se completa sin Macbeth (…) ¿Por qué versionarlo? Porque creo en la actualización. Shakespeare utiliza leyendas y hechos históricos y los actualiza a su tiempo, a su teatro isabelino. Él da el camino que es la actualización, lleva a su tiempo y verbo las historias que narra, entonces eso es lo que me lleva a traerlo a mi tiempo y a mi verbo".

Algo similar sucede con el reciente estreno de La señora Macbeth en El Galpón, escrita por la argentina Griselda Gambaro y dirigida por Juan Tocci. "Suponte que nadie conozca Macbeth, se va con el argumento de Macbeth en la cabeza", puntualiza Tocci, que quería trabajar con un clásico y encontró en el texto de Gambaro lo que estaba buscando: "Shakespeare prácticamente se pierde por completo y es una reescritura desde una óptica rioplatense y contemporánea. Cambian los signos. El acento se pone en la señora Macbeth como personaje central y Macbeth no aparece nunca, lo que lo transforma en la figura del poder, sin cuerpo y sin cara". De Shakespeare a Gambaro, y de Gambaro a Tocci, su puesta en escena tendría una doble relación de distancia con la obra original. Como dato aparte, la traducción de los versos de Shakespeare la realizó Idea Vilariño.

Una de las obras capitales de Shakespeare es Hamlet, obra que trascendió hasta convertir a su personaje en algo inmenso para cualquier actor que tenga la oportunidad de interpretarlo: "La única forma de representarlo o de encararlo es dejando que el personaje pase a través de uno, no tratar de componer un Hamlet de una forma determinada, con determinadas características en cuanto a un comportamiento físico o una psicología, sino tratar de abrir lugares de uno para que el personaje atraviese", señala Álvaro Armand Ugón que a fines de agosto actuará en esta obra dirigida por Gabriela Iribarren. Ambos artistas adelantan que trabajaron con la versión completa de la obra, por lo que el público verá un espectáculo de más de tres horas, con un intervalo de quince minutos: "Tratamos de desarrollar todos los aspectos de todo lo que nos propone la obra, la cuestión filosófica, la peripecia del personaje, todo el contenido humanista que posee, el poder, la amistad, el amor, la traición, la ambición, la locura, la venganza (...) Muchas veces, los clásicos se adjudican a un ámbito culturoso que yo no comparto, creo que es accesible a todos el disfrutarlo y el quedarse con lo que él nos proporciona. Shakespeare sigue siendo un autor muy moderno en cuanto a la estructura dramática que maneja, la cantidad de locaciones a las que hace referencia, el dinamismo de las acciones, el humor que también está aún en las tragedias", dice Iribarren sobre su puesta.

Y todavía en octubre se seguirá estrenando Shakespeare, esta vez con la Comedia Nacional, que eligió al clásico atendiendo a una de sus misiones, la de dar a conocer los grandes autores. "Muchos jóvenes conocen a Shakespeare en la secundaria y es algo que se ha mantenido a lo largo de los años porque yo estuve en el liceo en los `80 y me acuerdo que estudiamos Macbeth y ahora sigue ocurriendo. El teatro está hecho para verse representado y poder ofrecerles a los estudiantes esa posibilidad de ver el clásico nos pareció más que atractivo", explica Mario Ferreira, quien también señala que van a hacer la obra completa: "Me parece que la Comedia tiene posibilidades y reivindico esa posibilidad de, entre la diversidad de ofertas, que haya una oferta que muestre la obra completa".

Actualización, sí o no. "Si hoy en día para decir que Shakespeare es actual necesito parámetros tan ilustrativos como un jean, lo estoy negando". La afirmación es de Sergio Blanco y es una respuesta que le dio en 1997 a María Dodera, para un estudio que la directora presentó ante la UNESCO. Diferentes realizadores de Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Francia y España (que habían representado alguno de los clásicos de Shakespeare) respondieron, en uno de los capítulos del trabajo, qué significaba a su criterio actualizar un Shakespeare, y si era necesario. Hoy, la misma pregunta para los artistas entrevistados.

Para María Dodera, actualizar "es totalmente esencial" y significa "recodificarlo al hoy". Por eso fue que tomó la idea del poder presente en Macbeth y lo resignificó, ubicando al matrimonio en un círculo de poder vinculado a logias con apellidos imperantes. Tocci enfatiza que "una puesta original sería completamente inútil y prácticamente imposible, un trabajo de museo arqueológico, (por lo tanto) no hay posibilidad de trabajar con Shakespeare sin reescribirlo". Armand Ugón menciona la importancia de las traducciones y por el mismo camino va Mario Ferreira: "Me parece que lo que hay que hacer es encontrar, sin perder la grandeza del lenguaje, sin perder el lirismo que aparece en todas las obras de Shakespeare, conseguir que el lenguaje sea más fluido para el espectador". Marianella Morena da la puntada final: "Si vos tenés un diálogo permanente con el presente, y somos el presente los que hacemos el teatro, hay una responsabilidad por parte de los creadores escénicos, que somos los que trabajamos lo efímero, de tener una temperatura con tu presente. La obligación de las artes escénicas es dar algo vivo. Lo otro dejalo para los catedráticos, los antropólgos, arqueólogos, que puedan hacer el museo de Shakespeare. La obra sigue intacta, si vos querés leerla como texto está intacto, uno no interviene la obra, pero hay una responsabilidad de que vos vayas y te atrape, que puedas tener esa experiencia".

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