miércoles, 15 de abril de 2009

Shakespeare celeste. Por Nicolás Batalla (Espectador.com)

Esta noche se estrena “Las Julietas”, el nuevo espectáculo teatral de la dramaturga Marianella Morena. Cuatro actores de los años 50 recorren el país y su identidad a partir de Romeo y Julieta.

Por Nicolás Batalla

- ¿Cuál es la relación entre el escritor más importante de la lengua inglesa y el “Maracanazo”?

- Aparentemente ninguna. Sin embargo, a Marianella Morena se le ocurrió ponerlos a conversar sobre un escenario. La principal tragedia de Shakespeare, “Romeo y Julieta” es descontextualizada y sometida a uno de los momentos más referenciados en la identidad de los uruguayos, los años 50. En un espacio escénico casi vacío, 4 atores jóvenes dejarán que el clásico sea atravesado por “una realidad celeste”. Espectador.com conversó con su directora.

- ¿Cuál es la historia detrás de “Las Julietas”?

- “Las Julietas” son dos mitos que dialogan. Un mito teatral que es Shakespeare (a través de la elección del texto de “Romeo y Julieta”) con un mito uruguayo que son los 50, con toda eso del “Uruguayos campeones” y la ubicación colectiva que todos tenemos de aquel Uruguay que recordamos. Algunos con tristeza, otros con alegría y otros con el deseo de que no exista más. Tenía muchas ganas de hacer “Romeo y Julieta” pero concebirla desde el hoy, con nuestra realidad, así que empecé a trabajar con 4 actores jóvenes. A partir de esa posibilidad quería ver cómo podían dialogar esas dos potencias: cómo se podía trabajar “Romeo y Julieta” con éstos 4 actores jóvenes.El punto de partida fue tomar algunas escenas de la obra y descontextualizarlas. Cambiarles el punto de vista. Colocarlas en el hoy y trabajar desde el espectador, desde alguien que mira y alguien que recuerda. Ver cómo se hereda un mito, cómo se pasa de generación en generación. Si vos le preguntás a cualquiera por la calle, muchos no la han leído (a “Romeo y Julieta”) y sin embargo, conocen la historia. Eso son los mitos.

- ¿Cuál fue la relación que encontraste en “Romeo y Julieta” con ese “Uruguay del 50” que te motivó buscar ese diálogo?

- No hay una explicación pero tiene que ver con una cosa que a mi hace tiempo que me obsesiona que es el trabajo con la identidad. ¿Cómo dialogan los diferentes universos? ¿Cómo dialogan los diferentes mitos? ¿Y cómo puedo traer a un Shakespeare y colocarlo en un escenario nuestro? ¿Qué puntos fuertes se pueden encontrar? Por otra parte, la presencia masculina (por los actores) te lleva inevitablemente a un territorio como el del Uruguay del 50. Tuvo que ver con cómo empezamos a armarla y desde dónde abordábamos los personajes. Se hizo un trabajo de mezcla de ficción con realidad. No se trabajó desde la representación. No vas a ver en Julieta a un hombre tratando de imitar a una mujer. Entonces… en esa obsesión de incluir nuestra identidad, nuestro presente y nuestro Uruguay empezó a filtrarse nuestra memoria. Fue un trabajo que empezó a presentarse solo, no fue buscado. No dije a priori, tengo a “Romeo y Julieta y los trabajo con 4 actores jóvenes”, aunque sí tenía algunos puntos de vista para tomarlos como partida. Lo otro empezó a pintar, atravesado por una “realidad celeste”, ese es un poco el tono de la obra Lo celeste como algo que a pesar tuyo te sumerge.

- ¿Cuánto queda de Shakespeare en ese juego?

- Y hay mucho, porque es un juego de un relato adentro de otro relato. Hay varias cosas porque en el fondo siempre son actores que buscan una realidad, una historia, un director. Y ahí está Shakespeare esencialmente: la vida del actor, la marginalidad del actor, la no presencia del actor. Todo lo que es la periferia de lo teatral en un contexto social. Desde ese punto de vista es muy shakesperiano y es muy político también. Si bien no tiene un discurso o un panfleto. Aparece esa obsesión que tenemos los uruguayos de mirar mucho para afuera, de estar pendiente de lo ajeno y la legitimación de lo europeo. Entonces hay también juegos de ironía sobre qué es lo valioso. Hay momentos que vas a ver que hay cuatro actores buscando un personaje, hay momentos en que los presentan y que los viven. También hay una historia de fondo que es una banda de actores de los años 50 que representaban a “Romeo y Julieta” en varietés criollas y recorrían los pueblos del interior. Eso está tomado de un hecho verídico, de dos abuelos de los actores. En ese momento la influencia extranjera no era tan pesada, lo criollo era lo genuino, entonces aparecen muchas historias adentro de otras. Y hay un diálogo permanente entre Shakespeare y el Uruguay: hay un pericón que ellos hacen en vivo y que es el baile de Romeo y Julieta, por ejemplo. También hay tango y malambo.

- Comentabas que hacía tiempo que estabas con ganas de representar a “Romeo y Julieta”. ¿Tenías interés en trabajar particularmente el tema del “Amor” (que ya habías trabajado en otras obras) o te interesaba únicamente el mito?

- Por todo. Porque Shakespeare tiene todo. El conflicto humano, el salvajismo, el conflicto emocional, la violencia, la discrepancia, eso no ha cambiado. De pronto ha cambiado la forma en que lo narras o el uso de las palabras. Hay datos históricos y estéticos que han cambiado, pero lo que él plantea sobre los enfrentamientos humanos, eso no ha cambiado nada. Además, vos decís “Romeo y Julieta” y se te abren varias puertas en el imaginario. Mirás telenovelas hoy en día y siempre están haciendo Shakespeare. Es una fuente inagotable de recursos, dramáticos. Y tenés la suficiente distancia como para tomarte otros permisos. Si trabajas con un autor más contemporáneo no está esa posibilidad de distanciarse, editarlo, recortarlo. En ese sentido, es maravilloso.

- La pregunta también venía en relación a que ya has trabajado sobre intertextualidad… Por ejemplo con “Don Juan, el lugar del beso”…

- Acá igual es diferente porque no hice una reescritura. Hay partecitas del texto que son tal cuál de Shakespeare y después hay otra historia. Por momentos ellos recuerdan historias, van y las hacen. Hay tres tiempos: el de Shakespeare, el 50 y el presente. Van de atrás para adelante, cuando llegás al final entendés el principio. No está ordenado. Quiero resaltar que trabajamos con 4 sillas, en mi casa y eso fue el trabajo. Nos propusimos trabajar con eso. Esa es nuestra realidad, es lo que tenemos y queremos partir desde ahí. - Igual estás acostumbrada a trabajar en espacios no convencionales. Así fueron tus comienzos…- Sí, en el Mincho…

- ¿Y eso cuánto aporta a la hora de presentarse en un teatro?

- Creo que tiene mucho que ver con las necesidades del proyecto, que involucra todo: un espacio y un tiempo de tu vida. Hay algunas ocasiones en que sentís que la narración va directo con un espacio que es el que termina de contar la historia. Y otras veces no es necesario. Las estrategias también se van moviendo y decís “bueno yo prefiero hacer una concesión en esto y quiero que sea en una sala para que la gente se sienta cómoda”. En este caso me concentré y puse todo mi trabajo en el vínculo actoral y en el trabajo de ellos. Tomé distancia sobre una construcción más estética, sino más desde lo artístico de texto y de actor.

- ¿Cuáles fueron los puntos de partida?

- Nos empezamos a juntar en diciembre de una forma muy relajada y dijimos “tenemos ganas de hacer algo juntos” aunque no había nada. Manchas y algunos pedacitos de luz. Yo tenía ganas de agarrar a Romeo y Julieta. Es una Julieta fragmentada en cuatro, cuatro actores que buscan un personaje. Habían algunas premisas. La palabra es la que construye… un mundo, una imagen, una fotografía, una proyección… todo desde la palabra y no apelar a una concepción escénica o de montaje escenográfico, o de proyección. La idea era no representar, ni necesitar un vestuario. En el momento que hacen de Romeo y Julieta siguen vestidos de hombre. Eliminamos la artificialidad…

- ¿En busca de qué?

- De incorporar lo real. A veces el personaje es una meta. Y el personaje no puede estar antes que la persona. Yo trabajé la persona primero y el personaje después. A veces vos tenés un texto y le buscás actores. Yo trabajé a la inversa: busqué a unas personas y esas personas buscaron a sus personajes. Ahí el capital que tenés es el real. No estás buscando un capital imaginado que está escrito en un texto. El texto es un mapa sobre el cual decido pararme. Pero puedo romperlo, el mapa no puede condicionarme a mí. Al cambiar ese punto de vista tengo todo.

- ¿Qué esperas que suceda cuando el espectador se enfrente a estas Julietas?

- Yo me río mucho. Tiene bastante de humor negro porque nos metemos con muchas cosas, la decadencia, el patriotismo. Cuatro tipos que parecen ganadores y terminan sin serlo. Aunque depende mucho de la subjetividad de cada uno. Capaz que va un veterano y sale llorando. Al no estar encerrado en un género yo no te estoy flechando la cancha y diciendo tenés que reírte o tenés que llorar. Depende de vos, de tu propia historia y de tu relación con tu identidad.

2 comentarios:

  1. sos mi pariente yo soy batalla y todos los batallas son parientes soy de uruguay rio branco

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